21 de junio de 2013

Tener el alma cansada

10 de junio de 2013

Carta a aquello que se añora

Hola,

Soy quien siempre he sido y quien he dejado de ser. Estoy aquí hoy por lo mismo de siempre... lo que nunca te esperarías. Para preguntar. 

¿Sabes qué es lo más complicado de vivir? Recordar. Porque el recuerdo engaña, magnifica, empequeñece, distorsiona, acelera, retarda y perturba de todas las formas posibles lo que ya no es. Atormenta en los momentos felices y consuela cuando más alerta deberías estar. Porque el recuerdo es esa bendita maldición que nos mata al mantenernos con vida...

¿Recuerdas a alguien especial que ya no está? Seguro que si. Un amigo, una ex, un familiar, un profesor, alguien que fue capaz de encenderte el corazón con el fuego más puro que existe... Y que se extinguió. Primero él, pensabas. Luego tú. Porque lo has olvidado, aunque ahora su ausencia te perfore el pecho...

¿Y reencontrar? ¿Quién no ha soñado con el primer amor? ¿No te has reencontrado nunca con alguien que hacía mucho que había desaparecido, supuestamente para siempre? Y ves a esa persona frente a ti... y no eres capaz de recordar qué era eso tan especial que te daba calor en el pecho...

Un batiburrillo de ideas recorre mi mente esta madrugada. No puedo evitar pensar que me he equivocado en muchas cosas. Que no vi en la gente quienes eran, sino quien buscaba. Que no echo de menos a la persona, sino al lazo con ella. Que no amé nada mas que al Amor quimérico que rodeó siempre mis pensamientos...

"Carta a aquello que se añora". Añoro añorar. De verdad. Saber que hay algo fijo a lo que volver... Añoro pensar que el tiempo no me cambiaría, que las cosas buenas siempre lo son, que la sonrisa amiga no se convertirá nunca en una expresión de extrañeza. Añoro pensar que tengo un lugar al que volver, unos brazos a los que volver a abrazar para compartir tiempos que parecen tan lejanos que, a veces, pienso que nunca existieron... Tan tan lejos que me tengo que preguntar si los he vivido o son una fantasía cinematográfica...

A la vez me doy cuenta de que si quiero añorar, la única forma es avanzar. Que el tiempo no se para. Que no existe la inmortalidad humana, y que la eternidad no se mide en la escala del hombre. Que no soy más sabio por ser más sufrido, ni más tonto por equivocarme en los pasos que camino. Que no importa que ya no sea poeta, filósofo, gaiteiro, videojugador, niño, estudiante y tantas cosas que me asusta dejar de ser "como antes". Que Filosente ya no tiene significado, igual que no lo tiene Ismael, pero no por eso es peor nombre...

No se trata de echar de menos quien he sido. Las cosas tienen final porque tienen principio... Y quizá si me da miedo morir... Es simplemente por miedo a dejar de ser yo, y no poder echarlo de menos...

Paseo por ruinas que fueron grandes edificios. Veo carteles de neón apagados que con sus luces me atrajeron mil y una noches. Esto es mi pasado. Y el titilar futuro me hechiza y me aterra... Sonrío irónicamente, pues me siento agarrotado, como el Palo que una vez fui...

Añoro añorar. Añoro mi pasado. Añoro esos "días felices" que no volverán a ser como antes. Añoro a gente, a sentimientos. Añoro lugares, añoro gestos, añoro actitudes. Añoro lo bueno que ya no lo es tanto y lo malo que no era tan terrible... Pero se que cuando lea esto, vete tú a saber cuando, también añoraré esta etapa y todo lo que representa. Añoraré ser joven, ser "medio ingeniero", ser un viciado con tiempo para ello. Añoraré esta habitación y este portátil. Añoraré esta madrugada de lunes, y ese sentimiento que se escapará al tratar de recordarlo.

Añoraré añorar. Una vez más.

Por eso te escribo hoy. A Ismael, a Filosente, al pasado y al presente. A mi mismo con cariño, de parte de quien he sido y de quien he dejado de ser. Porque estoy hoy aquí por lo mismo de siempre... lo que nunca te esperarías. Para preguntar.

¿Me añora lo que añoro?

No te agobies, no espero respuesta... 

Quien tú ya sabes