30 de diciembre de 2014

Soñando con espejos

Tener temor y angustia
por ver lo que me encuentro:
¿bendición o maldición?
Soñando con espejos...

Me revuelvo, inquieto:
da igual a donde mire.
Por muchas vueltas que de
siento temor y angustia...

Pero se me escapa.
Mirada entre los dedos,
una curiosidad morbosa
por ver lo que me encuentro.

Mas vuelvo a engañarme.
No quiero verlo...
¿Y si es bueno...?
¿Bendición o maldición?

Y aquí ando, perdido,
sin mirar ni marcharme,
confuso por mil reflejos,
soñando con espejos...

Tener temor y angustia
por ver lo que me encuentro:
¿bendición o maldición?
Soñando con espejos...

18 de diciembre de 2014

Carta a un recién nacido

Querido niño:

Hoy no importa tanto mi nombre como el tuyo, pues hace escasos momentos tu reloj se ha puesto en marcha. Has nacido. Has llegado y has sido entregado a una madre exhausta, y a un padre preocupado. Te has convertido en una persona mas de este enorme mundo. Y eres pequeño y blandito, berreas aun cuando te hacen mimos, y a veces no dejas de llorar... Pero eres. Y eso te hace muy especial.

El lugar al que has llegado es frio y calido, acogedor y hostil, lleno de las mas fantásticas y terribles posibilidades. La gente aqui sufre y se alegra. Grita de dolor y alegria, de rabia y felicidad. Hacen de heroes y villanos. Y viven. Viven como tu vives...

Querido niño, tu mirada encoge mi corazón. Tu mirada de bebé, limpia. No tienes los destellos de cristal que tienen los que han vivido ya los avatares de la vida. Tus ojos muestran un alma lisa y uniforme, sin las perturbaciones de lo mundano. No es inocencia lo que veo... Es algo mucho mas primitivo. Una tabula rasa. Porque, querido niño, llevas tan poco en la tierra que aun eres tu mismo, sin las circunstacias que te rodean...

Querido niño, me pregunto como seran tus ojos cuando crezcas. Y creeme que me alegra y me aterra pensarlo. Tan pequeño y tan indefenso en un mundo tan voraz, tan hambriento... Pero eres una persona, y eso te llena de tantas posibilidades que, sin ti, querido niño, el mundo no podría ser el mismo...

Porque, querido niño, quisiera cuidarte. Porque te sentirás perdido y solito, tendrás hambre y frío, te tratarán mal quienes deberian amarte...

Pero no, me digo. La vida nunca es tan aberrante. Porque ya hay quien te vigila, quien te guía y te mima, te da de comer y te abriga, y te quiere sin esperar nada de tu parte... Porque hasta la persona más deleznable tiene manos amigas que buscan ayudarle...

Me quedaría más tiempo a hablarte, querido niño, pero he de ausentarme. Te beso la frente con cariño, y me despido, pues te llama tu gente, los que saben cuidarte. Pero si me permites la atrocidad de dejar una muesca en tu corazón, la primera de tantas que vienen, que sea por una buena razón...

Hagas lo que hagas, querido niño, se feliz siempre.

Sinceramente tuyo,


Alguien que vive, como tú.