7 de octubre de 2010

Dios, libertad, destino

El sabio conoce sus limitaciones. El que lo sabe todo y lo puede todo, solo posee las limitaciones que él se quiera marcar. Mas… ¿Por qué limitarse? Él no se beneficia en nada con eso. Y ahí está la clave.

La teología ha sido un tema que, aunque quizá no muy desarrollado en esta bitácora (Dios, cuando hablo así parezco culto y todo), creo que he dejado claro que suscita bastante interés en mi.

Hay una pregunta que los teólogos han tenido que afrontar desde siempre, y es la coexistencia de la omnisciencia de Dios y la libertad que tenemos los humanos. Es decir, si Él lo sabe todo, sabe también todo lo que pasará en nuestra vida, con lo cual es inútil pensar que podemos elegir, ya que todo está ya dicho.

A pesar de que mucha gente podría responder a ese problema mejor que yo, me atreveré a aportar dos modestas teorías: la auto- negación de la omnisciencia divina y la actualización constante del saber de Dios.