16 de octubre de 2015

La noche, por mucho tiempo que pase, seguirá siendo uno de mis refugios. Valoro mucho la soledad que me suele aportar mi habitación cuando el reloj marca horas intempestivas.

Quizá es un buen momento para pararme a reflexionar. Hacía mucho que no escribía. Supongo que en parte se debe a que me paso los días haciéndolo. Que si la memoria de mi proyecto, que si el trabajo, que si hablar con gente... Es curioso pensar que he estudiado una carrera de ciencias para vivir de juntaletras...

Me gustar unir puntos. Unir mi pasión (ahora algo apagada) por las letras, en muchas de sus formas, con mi trabajo, me ayuda a verme como una persona entera. Unir mi trabajo y dos de mis grandes aficciones, la música y los videojuegos.

Pero también creo que estoy empezando a aprender que no todo tiene relación, ni todo debería estar junto. Al fin y al cabo, si soy sincero, mi TFG se me está haciendo duro. No está siendo fácil sacarlo adelante, puesto que tengo pocas referencias...

(Nota tardía: hoy no busco coherencia en mi texto. Esto es mi blog y me lo follo cuando quiero).

Me preocupa un poco que esta tardanza en tiempo pueda afectar de alguna manera a mi salud mental. Aunque supongo que es un poco de hipocondría por lo que estoy viendo a mi alrededor. Me ha hecho reflexionar sobre ciertos puntos de mis ideas acerca de la mente, las enfermedades mentales y los psicólogos. Aunque más o menos sigo pensando igual (el poder de la mente es grande, pero no del todo incontrolable), creo que he aprendido a valorar con más cuidado mis palabras. Así mismo, que yo crea que muchas cosas "pueden superarse por cuenta propia", no quiere decir que todo el mundo tenga las herramientas para ello. Y afirmarlo podría ser una llamada al karma para mi yo futuro...

Se me ha acabado un poco el fuelle por hoy. En serio, tanto programar y tanto redactar documento técnico me está quitando las ganas de escribir. De hecho, he volcado mi vena poética en cantar. Últimamente canto muchísimo. Versiono canciones para describir mi rutina, mis pensamientos, o para hacer reir. No hay nada más gratificante que sacar una rima lograda al vuelo...

Una última cosa antes de irme hasta... algún momento. Hay cierta persona por la cual sigo preocupado... Espero que esté bien...

Agh, no se me da bien eso de escribir cosas al aire sin llamarlo "cartas"

5 de septiembre de 2015

Ser actor es curioso. Piensas que haces hablar a un personaje de sus hazañas... Y al final acabas usando mil artificios para hablar de ti.

7 de julio de 2015

Carta al hacedor de nobles pájaros

Una de las pocas cosas en las que quizá estemos de acuerdo en relación a comportamiento es que Internet es un lugar genial para los dramas. Vemos la imagen de un niño pasando hambre y nos volvemos gilipollas dando likes, creyendo que eso quizá sirva de algo. Y luego el tiempo pasa, y el viento se lleva nuestros recuerdos de esa injusticia que nos tocó el corazón.

Supongo que así me siento ahora leyendo tu mensaje. No me malinterpretes, lo que quiero decir es que me siento yo como ese gilipollas. Porque tengo el impulso de querer decir algo, pero siendo sinceros, no se si debería. Al fin y al cabo, no se por lo que estás pasando realmente, apenas te conozco y, ante todo, no se si soy la persona adecuada.

De todos modos, ya que tú has hecho un acto de valentía (o al menos de “correr para delante”), si no te parece mal, yo voy a hacer lo mismo, ¿vale? Te lo planteo a lo trato: no tienes por qué responder, ni darte por aludido. Ni seguir leyendo a partir de aquí si no quieres. Pero así matamos dos pájaros de un tiro: yo hago lo que mi conciencia me dicta que es correcto, y lo que mi corazón me indica que debo hacer por un colega (permíteme llamarte así, aunque no nos conozcamos tanto. Puedes pensarlo como el “collegues” inglés)…Y a ti quizá te presten las palabras. O al menos te rías un rato.

Lo primero, sin ser tan pretencioso como para soltar un “lo sabía”, permíteme que te diga que me sorprende la existencia del mensaje, más que su contenido. Supongo que sabrás por qué: aquella “conversación” por Twitter. Lo entrecomillo porque Twitter, como siempre dice Andrade, es un pésimo medio de comunicación, que pierde muchos matices. Tanto que puede convertir algo que podía ser un debate interesante en un diálogo de besugos. Si algo te molestó de lo que dije aquella vez, que sepas que lo siento de corazón, y que si algún día te apetece, podemos charlar de ello en persona, y así conocer mejor cada uno el punto de vista del otro.

Por otro lado… Las grullas. Nobles pájaros, sin lugar a dudas. Leí el otro día (entre ayer y desde que tengo uso de razón) que las personas nos sostenemos por “rituales”. Un ritual no es más que una costumbre algorítmica, un conjunto de pasos para hacer cualquier cosa que siempre es así. Los rituales funcionan como pegamento en nosotros, y son capaces de atar las partes de nuestro ser cuando este se rompe. Supongo que para ti las grullas se han convertido en una suerte de ritual. Y ellas, en si mismas, la prueba de que has cumplido con otra iteración victorioso…

Ya se que no digo nada nuevo, es decir, nada que tu no sepas o hayas dicho. Realmente no se muy bien que quiero escribir. Voy un poco en automático, porque quiero evitar caer en las chorradas de siempre. No creo que alguien como tú necesite consejos, mantras, “dietas milagro” de la mente ni cosas así. Al menos, al hombre que yo (poco) conozco es más práctico. Navaja de Ockham. Así que solo me queda intentar ver si entiendo algo de todo lo que has escrito.

Defines la depresión como una jaula que te impide ver más allá, como dejar de ser tú. Luchar contra ella, entonces, es como tratar de recordarte quién eres. Algo más que “apatía”. Una persona. De media, esto implica una cabeza, alguna cantidad de pelo, cuatro extremidades, un tronco, unos genitales. Un corazón y un cerebro, entre otras vísceras menos reseñables. Y algo, no muy claro, que hace que seamos conscientes de todo eso, y de lo que nos rodea.

Supongo que el problema de la depresión es que sustituye ese “algo poco claro”. Algo poco claro -> apatía. Entonces, sigues siendo cabeza, brazos, piernas, órganos… Pero no tú.

Supongo (y perdona que suponga tanto, porque no se) que el problema de eso es que es difícil de ver. La apatía, al final, es escurridiza. Literalmente, lleva la piel del ser al que sustituye. Y lo conoce mucho. Porque si no, digo yo, no podría encerrarlo…

No se por qué la depresión definida así me recuerda al Alzheimer. El Alzheimer borra nuestros recuerdos. Por ende, nos borra a nosotros. Sin embargo, en ambos casos existen “momentos de lucidez”. En ellos, la persona es plenamente consciente de dos cosas. La primera, de quién es (“soy yo”). La segunda, de que hay algo robándole eso.

Eso me lleva a pensar que la apatía tiene que tener algún punto flaco. Si no lo tuviera, tú no habría escrito ese mensaje, y yo no te estaría dando el coñazo con este texto. Aunque, si nos remontamos al principio, no tenías por qué leer si no querías. Así que si esta frase existe en tu mente, supongo que al menos te estará causando curiosidad.

Según Word, llevo 821 palabras (con el “palabras”, 822). Y siento que aún no he dicho nada que merezca la pena leer. Debería cortar ya, pero siento que hay algo que me gustaría decirte. Si fueras otra persona, si fuera otra situación, o si tuviera menos cerebro del que tengo, seguramente la diría. Pero es lo de antes, que no se si tengo derecho o no. Incluso puede sonar a burla… Y es lo que menos querría en esta situación.

Pero bueno, si tú eres capaz de ser tú, aunque sea a ratos, yo seré yo. Y como yo soy Filo, el puto tryhard, aquí va: ánimo. Y si algún día quieres… Si crees que va a servir de algo… Aparte de tirarme yo contra cinco, a veces, también puedo escuchar.


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29 de mayo de 2015

La Gemma del cofre

Eran cinco aventureros
repartiéndose un tesoro:
oro, joyas, pinturas...
Todos objetos valiosos.

Eran cinco aventureros:
cinco partes del botín.
¿Qué discutían entonces?
El primero en elegir.

Se levantó uno decidido:
"¡Creo debo comenzar yo!"
Y como era el más anciano
fue él quien empezó.

El segundo, muy agudo,
vió aquí su oportunidad:
"Deduzco pues que es mi turno:
soy el segundo en edad".

Y así fueron escogiendo,
y el cofre se vació,
mas quedaban muchas joyas
cuando al pequeño le tocó.

Se acercó, sonriente.
Se inclinó con cuidado.
Extrajo una pequeña Gemma
y empezó a buscar el candado.

Los demás le miraban
(alguno incluso sonreía)
"Joven, no temas nada,
coge toda esa joyería".

Y el chico se reía.
"No os preocupéis, camaradas,
mala es la avaricia:
ya tengo lo que quería".

El anciano tomo su mano,
y el cofre volvió a abrir.
Tomó un diamante en su mano
"esto deberías elegir".

"Es más brillante, y más caro,
más valioso, en general.
Véndelo, serás millonario,
mil Gemmas podrás comprar".

Negaba el chico:
"Gracias, mi buen amigo,
pero me toca rechazar.
Tengo aquello que quería alcanzar".

Entonces fue el segundo,
con una esmeralda pura:
"si coges esta joya
la mujer que quieras será tuya".

Y el chico rechazó de nuevo:
"Gracias, fiel compañero,
pero esta Gemma prefiero:
tengo ya lo que quiero."

Y asi, uno tras otro,
le enseñaron todas las joyas.
Y todas el chico rechazaba,
no quería otra cosa...

Los demás se asombraban,
y al final la pregunta llegó.
"¿Por qué esa insignificante Gemma?"
El más anciano preguntó.

"¡No es insignificante!"
Dijo el chico enfadado.
"No por tamaño o precio
es una joya la más grande".

"Os voy a contar un secreto,
¿sabéis por qué empecé el viaje?
Porque sueño con esta Gemma
desde nuestro primer hospedaje"

"No necesité más que un segundo
para reconocerla en este cofre:
pequeñita, trasparente...
como queriendo no ser importante".

"Se bien que no destaca tanto
como el rubí o el azabache.
Pero con ella he soñado...
Es la única que me vale"

Y entonces, de repente,
un rayo de luz amaneció.
Quiso Dios, o el Destino,
que a la Gemma iluminó.

Fueron cinco gargantas,
pero solo una exclamación:
la sala se llenó de luces
que la Gemma reflejó.

Se quedaron embelesados,
tal era la belleza del lugar,
hasta que dijo uno de ellos,
"¿qué luces darán las demás?"

Y pasaron la turquesa,
el zafiro, la amatista,
todos los dorados anillos
e incluso una enorme perla.

Y niguna la luz reflejaba
como la reflejaba la Gemma...

***

¿Qué quiero decir con esta historia?
Que tú y yo somos, al final,
dos piedras pequeñas, si valor,
en el cofre de la humanidad...

..o eso parece a simple vista.
Porque, al igual que a esa Gemma,
si me refleja la luz de tu sonrisa
me siento más valioso, más querido,
más grande, más yo mismo...

Siento que soy como esa piedrecita,
y tu esa joven que me ha escogido...

(¡Y viceversa...!)

Y por estos dos meses juntos,
que son en si un tesoro
(como el de los cinco aventureros)
pérmiteme que te diga...

Que te quiero...

¡Y que te sean leves
los estudios el 29!

13 de marzo de 2015

No hay muchas cosas en la vida que den más palabras que ella misma, al menos para la reflexión. Contemplamos nuestra propia existencia desde un marco subjetivo, pero las pocas veces que somos conscientes de él y logramos abandonarlo, hallamos algo mucho más grande que nuestra propia insignificancia...

Palabras grandes para una pequeña persona, realmente.

Sinceramente, a medida que veo pasar mi propia vida, y que veo objetivos completados, triunfos, desastres y pequeñas calamidades de fácil arreglo, me cuesta más ser capaz de definir las cosas. Es como si fuera consciente de una ignorancia mucho mayor que toda la sabiduría que haya podido acumular. Como sentirte el pez grande de la pecera el momento antes en el que te tiren al río de nuevo... Y de ahí a un lago, a un mar, a un océano, a un planeta entero de agua, en un ciclo sin final...

¿Sabes que pienso? Que la vida es una carrera para ver cuan lejos llegamos en un sendero infinito. Te tienes a ti mismo de base, y a partir de ahí, adelante. No hay nada más que ese avance, y allá donde pares será bueno si para ti es suficiente. Sin maldad ni bondad asociada, sin otro juicio que el de tu conciencia...

Ese pensamiento me hace sentir pequeño y oprimido, pero a la vez grande y libre...

De aquí al día en que se vaya la luz en mis ojos, puedo hacer lo que quiera. Avanzar en esa senda, retroceder o girarle la cara, quedarme donde estoy. No estoy seguro de que consecuencias tendría eso en mi vida, porque entre lo que yo haga como ser terrenal y lo que yo avance en esa "senda mística" no tiene por que haber relación. Un triunfador en las finanzas puede ser una persona en cualquier punto de ese camino. Al igual que el más pobre. Al igual que tú. Al igual que yo...

Siento que es un viaje aterrador y fascinante, y que para abordarlo debo abandonar parte de mi naturaleza para asimilar otras partes. Sin temores ni ilusiones. Simplemente como quien se interna en el bosque, o el que sigue una carretera desconocida. Porque para volver siempre hay tiempo, pero para avanzar el tic tac no me perdonará...

Solo espero que en ese viaje no pierda todo aquello que he encontrado hasta aquí. Lucharé por ello, al menos. Porque sino, nada de esto tendrá ningún sentido.

1 de marzo de 2015

Rimas aparte

La vida es un disparate.

Hay gente que viene, y gente que parte.
Gente que afirma ser capaz de esperarte;
los perdonaremos, son simples botarates.

Y ser parte de ese todo es un arte.
Y es que a veces cuesta no olvidarte
de que eres uno más de ese escaparate.

La vida, es un desastre.

Fingirte señor de tu baluarte
cuando ves que vas a derrumbarte
y maldecir al que quiere indicarte...

...que vas a estamparte.

La vida trata de acobardarte.

Y tratar de no agotarte
para no desilusionarte.
Buscar animarte.

La vida busca pisotearte...

Bueno, será si le permites anudarte,
¿no? Si le permites apartarte.
Si dejas que logren desplazarte...

La vida dejará de amarte.

Porque aunque quieres escaquearte,
y en excusas ampararte,
solo tu puedes ayudarte

¡Rimas aparte!

7 de febrero de 2015

Cárcel de soledad

Tiene barrotes la cárcel
de hierro y pensamiento.
Soledad, por haber errado,
como castigo autoimpuesto.

Me veo con la vista perdida
entre estas cuatro paredes...
Y aunque quiera ignorarlo
tiene barrotes la cárcel.

Intento romperlos con ahínco...
Pero... ¿Qué pueden esta
tonta alma y tonto cuerpo
contra hierro y pensamiento?

Y desisto comprendiendo...
Esta es mi penitencia.
Lo que siento que merezco:
soledad por haber errado.

¡Mas fuera la hipocresía!
Soy víctima y carcelero
de este, mi guión de drama,
como castigo autoimpuesto.

Tiene barrotes la cárcel
de hierro y pensamiento.
Soledad, por haber errado,
como castigo autoimpuesto.


28 de enero de 2015

Una mañana en el trabajo

Desde octubre del año pasado tengo un pequeño trabajo en mi facultad. La verdad, no puedo quejarme: trabajo ocho horas a la semana, cobro decentemente (contando el poquito tiempo que trabajo), tengo despacho propio, mis jefes son geniales... Incluso las malas lenguas dirían que realmente poco tengo que hacer en él, ya que me paso bastante tiempo dedicado a prácticas de clase, charlar con la gente a través del mostrador, haciendo cosas "menos académicas" o, como ahora, escribiendo en el blog.

Me gusta mucho donde estoy situado, en una zona medianamente concurrida de la primera planta. Como alumno del último curso, me es sencillo reconocer qué asignaturas se imparten por los profesores que pasan, algunas cosas que cargan los alumnos o simplemente comentarios sueltos que esc...

[...]

Me disculpo, sea como sea, sigo en el trabajo, y hay cosas que requieren mi atención. ¿Por dónde iba...?

Bueno, el caso es que, para variar, le encuentro cierto encanto romántico a mi despachito a las casi nueve de la mañana. Primera semana de cuatrimestre: muchas asignaturas aún no empiezan ciertas clases, así que este pasillo está prácticamente vacío. La gente que compone el servicio no docente sigue puntual como un reloj, y escucho las mismas voces, y saludo a las mismas personas...

Todo está en su sitio.

Este cuatrimestre, si todo sale bien, es el último que paso en esta facultad... al menos a corto/medio plazo. Según he planeado. Aunque luego, por supuesto, todo puede cambiar. En estos cuatro años he visto la carrera desde muchos ángulos, y he visto fallos, aciertos, correcciones y meteduras de pata. Pero ante todo (aquí un gallego de pura cepa metería un "mal que me pese") le he cogido cariño a este lugar. No es ideal, no es perfecto, tiene goteras en el cuarto piso y profesores con más manías que una persona afectada de TOC, alumnos más vagos que todos los tópicos sureños e incluso dudas sobre la sanidad del agua de las fuentes. Pero, si se me permite el topicazo, yo la quiero, con todos sus defectos, y dejarla no va a ser moco de pavo.

Supongo que precisamente por eso debería hacer una salida triunfal de este escenario al que tanto cariño le guardo. Y a eso me ayudaría, en vez de perder el tiempo, aprovechar que no viene nadie a nada y ponerme con mi proyecto.

26 de enero de 2015

La única forma de volver de una pérdida es ser capaz de hacer el viaje en los dos sentidos. Hay gente que piensa que todo consiste en avanzar, dejar atrás, superar, olvidar. Yo discrepo. Yo creo que es como un bumerán. El punto de partida y el de destino es el mismo, aunque vuelvas cargado de todos los recuerdos que has cogido por el camino. Pero solo si llegas al fondo del abismo y luego subes por la desesperanza, la desilusión, el shock, la sospecha, los momentos felices, la plenitud del inicio, la duda ante el barranco y la ligera sospecha, te hallarás en condiciones de volver al estado de ánimo del que un día partiste...
Toda historia es un viaje de ida y vuelta
Quisiera saber el presente
A veces me gustaría coger mi corazón y mi cabeza y estamparlos en esta pantalla en blanco. Quizá así podría saber lo que llevan dentro.