29 de mayo de 2014

Re: Carta a aquello que se añora

Querido yo,

Quiero decirte que, casi un año después, he recibido tu carta. Supongo que realmente no he cambiado tanto desde que me escribiste, porque una vez más, me encuentro añorando...

Si pudieras leerme, me gustaría darte esperanza. Decirte que llegará un punto en que esos problemas que te perturban dejarán de ser. Que te espera una etapa muy dura, casi eterna, y una fugacidad prácticamente perfecta. Que tus expectativas más infantiles se han cumplido. Que, seguramente, con tu visión de aquel entonces, yo debería ser prácticamente el hombre más feliz...

Por desgracia, me he dado cuenta de que es bastante probable que tú hayas sido más sabio que yo. Porque tú tenías esperanza, y yo he tenido que conseguirla de tus líneas. Tú tenías la realidad clara, y has tenido que recordármela. Que en el fondo me agarraba (y quizá me agarro) a esas cosas que tú identificaste, y que yo, hasta que te leí, no supe ver.

Si pudieras leerme, me gustaría que me dieras esperanza. Porque quizá necesito que te lleves la que tengo y me des la que conservo. Tú que tanto añoras, tú que sientes que ya no te queda nada que añorar, tú que al fin y al cabo eres un yo, se supone, más inexperto, tú eres quien debe aconsejarme. Decirme como lo hemos hecho hasta ahora. Porque a veces creo que, por dejar de añorar, olvido lo importante...

Por desgracia, al final esta carta nunca llegará a su destinatario. Quizá llegue a otras manos, espero que más expertas, que puedan entonar una carcajada nostálgica, sonriendo al pensar en este día, como yo sonrío al pensar en ti... Ya que, al fin y al cabo, los problemas pasados los vemos como granos de arena, y los presentes como pesadas piedras.

Si pudieras leerme, al final, te daría las gracias. Porque de una forma u otra... me has dado lo que necesitaba. Porque todo lo que preciso lo tengo ya, aunque quizá el problema es que me da miedo seguir el camino, por miedo a alejarme... Sin darme cuenta de que parado me aseguro lo que temo.

Pero por suerte... Al final siempre hacemos lo correcto. O al menos, lo mejor que sabemos hacer.

Gracias por tu carta. Créeme que la necesitaba.

Un saludo,

FF
Porque a veces la sabiduría consiste en darte cuenta de que hoy estás siendo menos sabio que ayer

23 de mayo de 2014

Lo mejor y más duro de la vida es que, pase lo que pase, ella sigue

20 de mayo de 2014

Por ella, por ella

¡Ay, por ella, por ella!

Cavar montañas y rellenar huecos
para poder allanar su senda.

¡Ay, por ella, por ella!

Desafiar a los elementos
sin miedo a las consecuencias.

¡Ay, por ella, por ella!

Buscar los mil argumentos
para poder convencerla

¡Ay, por ella, por ella!

Pelear contra todo y todos...
Todo... menos pelear contra ella.

¡Ay, por ella, sin ella!

19 de mayo de 2014

Tengo que ser fuerte

Tengo que ser fuerte, tengo que ser fuerte...

Aunque el viento haya dejado de secar
de mi cara las pesarosas lágrimas ardientes...

Tengo que ser fuerte, tengo que ser fuerte...

Aunque los colores que llenaban mi vida
se hayan desteñido en pálido verde...

Tengo que ser fuerte, tengo que ser fuerte...

Aunque a ratos llore mientras sonrío
sin dejar de lado tareas pendientes...

Tengo que ser fuerte, tengo que ser fuerte...

Aunque nadie me lo haya exigido,
pues en mi libertad he sido consciente...

Tengo que ser fuerte, tengo que ser fuerte...

Aunque me sienta débil por repetirlo
en un intento de hacerlo presente...

Tengo que ser fuerte.. 

Tengo.. que ser... 

Fuerte...

...

18 de mayo de 2014

Otro punto. Solo que este, por una vez, no es final

17 de mayo de 2014

No tengo ni puta idea de relaciones. 

Se que es un inicio que peca de soez y contundente, pero quiero que quede así de claro. No se NADA de relaciones humanas. Y cada día que pasa un poco menos. Así que es probable que esta entrada sea algo así como una de las estupideces más grandes que he escrito en este blog, pero os pido que entendáis el contexto que conforma mi enorme ignorancia.

Estos últimos días he tenido una tormenta de ideas, tanto propias como exteriores, acerca de las relaciones entre personas. Relaciones de amistad, relaciones entre hermanos, relaciones padre/madre-hijo, relaciones de pareja, relaciones laborales, relaciones académicas, relaciones profesionales, relaciones sexuales... Relaciones, relaciones, relaciones, relaciones. 

¿Qué he sacado en claro de todo esto?

Que somos gilipollas.

(Si, de soez, vulgar, y de contundente, casi tonto)

¿Qué se supone que tenemos en mente cuando nos relacionamos con los demás? ¿Estamos atontados o qué? ¿Por qué convertimos las relaciones en cargas, en fuentes de dolor, en heridas, en compromisos? ¿Por qué nos dejamos llevar por las exigencias y los mitos, consideramos hitos importantes la palabrería barata e ignoramos las obras evidentes? ¿Qué se nos pasa por la cabeza para romper las relaciones que nos fortalecen y reforzar las que nos destruyen día a día?

¿Por qué hemos olvidado como comunicarnos en la era en la que estamos a un golpe de tecla?

Estoy muy frustrado por darme cuenta de que yo también he caído en la dichosa trampa. Frustrado por ver que cometo los errores que, me dije, nunca cometería. Enfadado por ver que la gente sigue equivocándose en lo mismo una y otra vez, y que soy incapaz de aprender nada de los supuestos errores que veo y achaqué a los demás.

Pero no me hagáis mucho caso. Al fin y al cabo, no tengo ni puta idea de relaciones. Apenas se relacionarme con mi mismo y mi entorno, para cuanto más teorizar sobre nada.

11 de mayo de 2014

Restos

Era como una llave.
Fue su mejor acierto,
su sueño, su sustento,
de todo era la clave.

Era como el suelo.
Allí tenía sus cimientos,
su seguro ante el tiempo.
Quizá el único agarre.

Era como una droga.
daba vida y movimiento
y se los robaba al tiempo
¿Habrá quien la salve?

Era como un amor...
O si soy sincero,
restos, obra del viento,
de una obsesión distante