6 de febrero de 2020

El rey de los payasos

Vivo en un palacio
de vidrio y de cartón,
no lo juzgues por su aspecto,
hazlo mas por su señor,
no lo mires de reojo
ni molestes al servicio,
¿dices que son marionetas?
Me sorprenden tus delirios.
Me siento en mi trono blanco
del arquitecto señor Roca
sujetando este mi cetro
que no es un palo de escoba.

Y es que yo soy
el rey de los payasos.
De la corte bufón,
de imaginación soberano.
Cómica esta majestad,
emperador hablando en verso.
Dueño de un sucio rincón,
ombligo del universo.

Tengo chefs tan refinados
que seguro los conoces:
Asturiana y Oscar Mayer
a la mesa rinden honores.
Contraté por carruaje
el coche de San Fernando
y no quiero impresionarte
pero en él sigo viajando.
Soy un músico increíble
y mi colección lo avala:
por si no te has percatado,
soy virtuoso de la flauta.

Y es que yo soy
el rey de los payasos.
De la corte bufón,
de imaginación soberano.
Cómica majestad,
emperador del verso.
Dueño de un sucio rincón,
ombligo del universo.

Y es que yo soy
el rey de los payasos.
De la corte bufón,
de imaginación soberano.
Cómica majestad,
emperador del verso.
Dueño de un sucio rincón,
ombligo del universo.

4 de febrero de 2020

Solo piedras

Al calor de aquella lumbre
deje descansar mis huesos.
Entre aquella muchedumbre
de palabras andaba escueto.

Escuchaba sus murmullos
afilados cual puñales.
Preguntaban en susurros
la razón de mi hospedaje.

¿Qué le habrá traído aquí?
Tan horrible caminante.
¿No sabéis sus desventuras?
Empiezan a encumbrarme...

Un gigante descastado,
sin linaje ni apellido.
Un héroe sin pasado
buscando ser creído.
Un viajero sin mapa.
Un eterno peregrino.
Un caminante loco
sin origen ni destino.

La ira me engullía.
Lágrimas en mi garganta.
Emociones desmedidas.
El grito se me escapa...

¿Y qué sabréis?
De los amores que tuve.
De los temores que afronté.
De las penas que me doblaron.
De la gente a la que amé.
De mi historia, de mi vida,
la que atrás dejé

De mi niñez y de mi infancia,
de cómo me críe.
De mis andanzas como joven
y de como maduré.
De mis éxitos de adulto
cuando al mundo enfrenté.
Del descanso tan negado
que jamás encontraré...

Recojo mi cayado.
Me incorporo un tanto a tientas.
Maldigo por lo bajo
cuando cruje algo en mi pierna.
Las heridas no perdonan,
pero el orgullo no ceja.
Seguiré mis aventuras
os podéis ir a la mierda.

El gentío se aparta,
muchos niegan la cabeza.
Alguno que otro ríe,
me señalan con dureza.
Camino aún así altivo,
así ardan en la hoguera
Yo sigo mi camino,
si este no era mi sitio
ya me querrán en otra aldea...

Pero aún quedan trozos blandos,
vestigios de otra era.
Esos tontos aguijones
han roto mi resistencia.
Y al doblar este sendero,
dobla también mi fortaleza
se me escapan los sollozos
por seguir aún en guerra.
Con mi mismo, con el mundo,
con el futuro no contado
con el pasado pasado
y con mi misma idea...

Caminante no hay camino,
en el tuyo solo hay piedras.