14 de febrero de 2011

Mi huella en la historia.

Tras tantísimo tiempo sin escribir poesía, hoy la inspiración ha vuelto a mi y he podido hacer lo que catalogo como mi poema más largo. La rima no es gran cosa, pero espero que os guste de todas formas.


Hoy me he levantado
con ganas de dejar mi huella
en la historia, en el tiempo.
Quiero hacer algo grande,
que haga que sea rememorado
y que no lo barra el viento.

Me gustaría escribir una novela
que fuera lectura obligatoria
una vez en la vida.

Me gustaría cantar una canción
alegre como un saludo
y triste como una despedida.

Me gustaría cocinar un plato
que madres cariñosas
hagan a sus hijos a diario.

Me gustaría hacer un descubrimiento
de algo asombroso y fascinante
que me diera mucho mérito.

Me gustaría inventar un artilugio
que salvara vidas
y ayudará a los niños del mundo.

Son tantas las cosas
que quiero hacer en este día
que me entristece pensar
que carezco de tiempo
para todas.

Y con este pensamiento
vienen otros nuevos
que, angustiosos,
abarcan mi entendimiento:

No puedo escribir una novela:
no soy escritor ilustre
y me cuesta juntar letras.

No puedo cantar canciones
ya que desafino ya cuando entono
las notas menores.

No puedo freír ni un huevo
ya que temo a los fogones
y me suelo quemar los dedos.

Y que decir de un descubrimiento
o un artilugio novedoso,
ya que soy un zoquete.

Me encontraba abatido,
sentado en el suelo.

Sin novela.

Sin canción

Sin plato.

Sin descumbrimiento.

Sin invento.

He querido gritar de frustración,
ya que todos los castillos,
un soplo se los llevó.

Me he echado la mochila al hombro
y, soñador, he salido de casa
a que me caliente un poco el Sol
y me despeje la brisa de la mañana.

Despistadamente, sentado en un banco
que hay en mi vecindad,
me he dicho a mi mismo:
"- Que injusticia más grande
que no sea escritor,
ni cantante,
ni cocinero,
ni descubridor,
ni inventor,
ni nada.

- Que injusticia más grande
que el día que no me levante
de la cama para salir de casa,
el mundo no se de cuenta.

- Que injusticia más grande
que, buscando ser recordado,
no haya para ello
motivo encontrado".

Perdido en este mar de pensamientos,
me fui con ellos de vuelta al hogar,
a la tranquilidad de mi sillón,
a la lumbre del lar.

Agobiado aún por ellos
decidí que me quería desahogar.
El papel, fiel compañero,
me quiso, como siempre, ayudar.

Escribí sobre lo que no tenía,
frustrado de mi mal:
las torcidas líneas que aparecían,
con caricias, me buscaban consolar.

Estuve pegado a la hoja
más tiempo que tiene un día,
escribe que te escribe
cada vez con mayor alegría.

Me di entonces cuenta
de lo que realmente sucedía:
aunque no era gran escritor,
las letras me respondían.

Corrí entusiasmado
a mi viejo karaoke:
entoné viejas tonadillas
sin exagerar el entone.

Busqué una sartén
y no temí a los fogones.
La tortilla de este día
me supo a delicia de dioses.

No tuve tanta suerte,
descubriendo ni inventando
pero supe enseguida
que no era necesario.

No soy un ilustrado de las letras,
ni un cantante, ni un chef.
Tú, que ahora lees,
bien sabes que la poesía
no me da para comer.
Es probable que en la historia me pierda
en cuanto me despida de este mundo
con un "adiós".

Sin embargo,
¡qué demonios!,
estas letras,
esa tonadilla,
y mi tortilla de patatas,
cada segundo que pasa,
son míos.

Dignos de ser vividos.

Merecedores de ser olvidados.

4 comentarios:

  1. No me podría sentir más identificada.
    Hay días en que nos despertamos con ganas de ser ALGUIEN. Y, como bien decías, morir y dejar huella.
    Quizá muy pocos lo consigan (o, desde una posición más optimista, lo consigamos), lo importante es dejar huella en las personas a las que amamos, es decir, aportarles algo de nuestra esencia.
    -A

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  2. El escritor con su novela,
    el cantante con su canción,
    el cocinero con sus recetas,
    el descubridor con sus descubrimientos,
    el inventor con sus inventos...
    si algo grande han hecho,
    es por que lo hicieron con amor.
    Ama pues en esta vida,
    ama a todos y todo lo que te rodea,
    ama todo lo que hagas...
    No sé si con ello
    dejarás tu huella en la historia...
    De lo que si estoy seguro
    es que de este modo,
    para ti y para muchos,
    tu vida habrá sido digna
    de haberla vivido
    y al final de ella
    tendrás una historia
    digna de ser contada.

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  4. Ni te imaginas la huella que dejas...
    De esas que quedan marcadas a fuego en el corazón, de las que no pueden hacer desaparecer ni el más terrible de los huracanes, ni el agua del más bravo río arrastrar.
    De esas que, cual fósil, permanecen en la historia... ETERNAS.

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