13 de febrero de 2013

- Uno... Dos... Uno, dos tres... Uno... Dos...
- ¡Eh! ¿Qué haces? ¡Uno, dos! ¡Uno, dos!
- Uno... Dos...
- ¡No, no, no! ¡Es...!
- ¡Esto no es una marcha, coñe!

Cada uno tiene su ritmo. Parecido, igual o radicalmente opuesto al de al lado. ¿Acaso importa eso? Para nada... Es fácil seguir un ritmo si se tiene sentido musical. Es igualmente fácil adaptar tu ritmo al de la persona que tienes al lado si posees la empatía suficiente...

Pero claro, si tu bailas a tu ritmo, y el otro al suyo... Si compartís pista, lo más seguro es que choquéis. ¿De verdad le vas a echar la culpa al otro por no ir en tus zapatos?

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