7 de marzo de 2012

¡Baraja!

Relucir como el as de oros,
y triunfar en los cuatro palos,
aún sabiendo que a bastos
no se hacen nunca bazas.

Perder por ambicionar las copas
y tener ganas de liarse a espadazos
con aquellos que por triunfar en la vida
con renuncios el tanto encontraron.

Cambio a otra baraja de mi vida,
y en mi mano ahora hay corazones,
protegidos por todas las picas
que se compran con mil diamantes.

Cincuenta y cuatro en la baraja,
y tan solo dos comodines en la partida,
pues la suerte es un factor aleatorio
y de la astucia depende la jugada.

A pesar de todo...

No te pierdas en las cartas,
sean oros o corazones,
bastos o tréboles,
copas o diamantes,
picas o espadas.

Pues si dejas de lado
de tu rival la mirada,
no verás en sus ojos
la próxima jugada.

¿Perdida?

¿Ganada?

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