31 de diciembre de 2012

2012

¿Menuda sequía navideña, eh? Ni mi cumpleaños, ni el de mi hermana, ni Nochebuena, ni Navidad, ni Santos Inocentes... He estado algo vago, he de reconocerlo, pero también espero un poco de comprensión: estudiar y descansar, compromisos familiares y con los amigos, cosillas pendientes... Además, ¡poquísima gente lee esto!

En fin, de todos modos no podía dejar acabar el año sin pararme a pensar, al menos un poco, en como ha sido. Como he vivido mis dieciocho...

Como muchos anteriores, ha sido un año de claroscuros. Aunque así es la vida en si, oscuro claro...

(Pausa para asesinato por ese chiste)

En fin, centrémonos. Este año ha sido un año de tierra frágil, de roca duradera y de afianzar posiciones. Ha ido y venido gente, palabras de bienvenida, de amor y de trágica despedida (lo se, soy muy teatrero). Desafíos superados y nuevos retos. Bastantes éxitos, y algún fracaso. Cosas recuperadas y perdidas.

Para que negarlo, a pesar de todos los oscuros, un año claro. Un buen año. Quizá con algún saldo pendiente para el nuevo ejercicio, pero... ¡tengo todo un año por delante para saldar mis deudas!

Y para contraer nuevas...

Al final, este año, mi año, ha sido tan bueno gracias, en especial, a mi gente (y gracias a ti, claro... ¡No pienses que me olvido de que estás ahí, leyéndome!). Quizá algo caótico, como estas líneas, pero... ¡nunca dije que fuera a ponerme las cosas fáciles!

Adiós, 2012. Te llevo en mi memoria...

No hay comentarios:

Publicar un comentario