19 de diciembre de 2012

Carta a quien ya no camina conmigo

Ha pasado un tiempo...

Oh, perdona la intromisión. Supongo que es algo un poco anacrónico, ¿no? Que aparezca ahora, digo. Así como quien no quiere la cosa. Un "¡hola! ¿Qué tal nos hemos levantado?", dicho después de días, semanas, o meses sin vernos...

Te voy a ser sincero: a veces te echo de menos. Más de lo que te imaginas. Porque mi vida ha seguido, claro. Sigo avanzando, como siempre te he dicho que hago. La vida no espera por aquellos que deciden no vivirla un tiempo, ¿sabes? Por eso camino. Aunque hay veces que echo la vista atrás, y.. bueno, y ahí estás.

Sois muchos los que habéis pasado por mi vida. Eso es bueno, significa que no lo estoy haciendo del todo mal... Todos jugamos con nuestros hándicaps y nuestros comodines, así que usar etiquetas para señalar avances es algo peliagudo, pero hay cosas que son invariables. Porque que haya gente que, como tú, habéis tocado mi corazón, eso no puede ser mala señal... A pesar de las tempestades, a pesar de los vientos...

Hoy me he acordado de ti, y no es la primera vez. Te he visto en la calle, han dicho tu nombre (no referido a ti, seguramente... ¡o sí!). Alguien que nos conoció juntos me preguntó que cómo te iba. O simplemente has venido de forma tan repentina como yo aparezco ahora. En mis recuerdos. En mis pensamientos. En estas líneas.

¿Sabes? Han pasado muchas cosas, estoy seguro. Pero... quien fuiste, esa persona para mi sigue viva. Siempre lo seguirá. Y te puedo asegurar que ese alguien sigue viviendo en mi. Soy quien soy por ti, por vosotros... No puedo olvidar tan pronto, ni siquiera tan tarde. No quiero hacerlo... aunque sea por el puro egoísmo de no perderme. De no perder aquellas palabras que, un día, me hicieron temblar.

Supongo que es hora de marchar... es lo bueno de los anacronismos, que son (somos) como un soplo de viento: en el momento en el que más parece que te revuelven los cabellos, es cuando desaparecen... Y bueno, tú sabes que yo siempre he sido algo viento...

Solo quería decirte, por última vez, lo mucho que te aprecio. Que te quiero, y que espero que, en el curso de tu vida, un día te vuelvas tú atemporal por un momento, y me des una sorpresa parecida. Porque me gusta hacer que la gente se sienta especial, pero no me importa que me hagas, que me hagáis sentir especial a mi también. Ya lo hacéis, de hecho...

Ya lo haces.

Sinceramente tuyo,

Filosente.

P.D: todas las felicitaciones, sonrisas y lágrimas que te debía

No hay comentarios:

Publicar un comentario