8 de septiembre de 2017

Carta a quien no volverá

Hola,

No creo que vayas a leer esto. Sé que es el resultado más probable... y cada vez que lo pienso, se me cae el alma a los pies.

Soy consciente de que me odias. Aunque no fue mi intención, te hice mucho daño. Aunque intenté explicarme, no logré conseguirlo, y siento que de todas mis palabras solo quedaron las que podían herirte más. Y por todo eso, cuando quise intentar tender lazos de nuevo, ya era demasiado tarde.

Ambos hemos seguido viviendo nuestra vida. No sé que habrá sido de ti, y deduzco que tú tampoco tienes idea del camino que he recorrido. Muchas veces he pensando en intentar una vez más acercarme a tu senda, pero te hice una promesa que no pienso incumplir.

Y duele. Vaya si duele.

¿Sabes? Después de perder a mi abuelo, pensé que estaba más preparado para soportar este tipo de situaciones, pero no es cierto. Es nuevo para mi que alguien no esté en mi vida por decisión propia después de haber compartido tanto como he compartido contigo. Me cuesta asumir la situación, y aunque me he comprometido a respetar tu decisión... En el fondo, no soy capaz de gestionarlo de forma adecuada.

Ojalá las cosas fueran distintas. Ojalá pudiera tenerte en mi vida, como una amiga, y poder hablar de todo como hablábamos cuando salíamos. Ojalá pudiera ver como consigues tus metas, conquistas tus miedos, rompes tus prejuicios y alcanzas la felicidad. Ojalá pudiera ayudarte en los momentos en los que te pudiera hacer falta, recordarte lo muchísimo que vales y hacerte reír llorando una vez más. Y ojalá, egoistamente, ojalá tú representaras eso mismo en mi vida.

No quiero olvidar, ni tergiversar mis recuerdos. Solo estoy buscando una forma de lidiar con ellos, porque los dos tenemos que seguir hacia delante...

Aunque cada vez que pienso que nunca vas a leer esto, el alma se me cae a los pies.

Con cariño, y deseándote lo mejor,

Isma

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