Ya no te debo nada. Y no lo digo con rencor, amargura o revanchismo. Lo digo convencido de que antes tenía una deuda que saldar con ambos. Una especie de "prueba", de "examen" para ver si había aprendido algo de los errores que cometí, y para saldar todas las promesas que había hecho.
Y como tanto tú como yo hemos decidido ya...
Ya no te debo nada.
Te quiero, y hasta siempre
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