8 de mayo de 2012

Carta para ti

Doy gracias por que me oiga quien quiera oirme, y pido que me lea quien me merezca y a quien merezca, mas ahora esta carta no es para alguien genérico. Esta carta es para ti.

Se que me estás leyendo. Es decir, el hecho de que exista la frase anterior así lo manifiesta. Me estás leyendo, y quizá me has leído antes. O puede que me hayas encontrado de casualidad. Es lo bueno de Internet, que conoces sin conocer y desconociendo de antemano.

Esta carta es para ti, porque hoy quiero hablar contigo. Charlar, tontamente, sin mayor pretensión que compartir unos instantes a tu lado. Porque me he dado cuenta de que esos segundos, aparentemente comunes, son las verdaderas perlas de mi vida. Que cuando añoro a alguien, lo añoro más en los pequeños detalles que en las grandes cosas.

Hay gente que les llama defectos. Yo les llamo pequeños detalles. Lo vi de pequeño en una película, y es una frase que me ha quedado. Una muletilla repetida hasta la exhasperación, una broma tan gastada que pierde su sentido para convertirse en una nueva realidad, un gesto, una costumbre... ¿Que por qué son tan importantes? Pues porque si eres consciente de ellos, es porque has pasado mucho tiempo con esa persona...

Fíjate en ti y en mi. Apenas llevamos unos minutos juntos. Y creo que ya podría decir algo de ti. Fijo que estás en tu postura de siempre para leer en el PC. Ya sabes, esas cosas que hace la gente: mano en la boca (mordiéndote/chupándote un dedo), o en la barbilla. Golpecitos rítmicos en el borde del teclado, simulando tu piano/flauta/trompeta/guitarra/loquesea. Hacer girar un lápiz/boli. Ese algo que haces siempre, aunque no te des cuenta.

Llevamos ya unos minutos conversando. O al menos para ti es una conversación. Para mi es un mensaje en botella, que te envío intentando anticiparme a tus respuestas. Conversar contigo desde mi.

Podría estar haciendo algo productivo con mi tiempo... Galletas. O estudiar. Pero no.

Sigamos.

Lo que más me gusta de hablar con la gente es escuchar lo que no dicen. Miradas, tics, palabras-ovillo. Estas últimas son las que más me gustan. Son esas palabras que dices, con un significado especial que solo tu, o en su defecto otra persona, puede llegar a comprender. Suelen parecer fuera de tono en la conversación, pero detrás de si encierran una maraña de historias y sentimientos. Por eso lo de "ovillo".

¿Palabras-ovillo mía? Bueno, hay muchas. "Pino", "girasol", "maybe in other life", "enamorarse del amor", "shur", "teta en ASCII", "Floyd", "coquille", "ieso", "nana", "candado", "mafioso", "rosa amarilla", "talla", "marruán", "tía", "Noé"...

Todas esas palabras conforman un gran porcentaje de mi vida. Creo que solo con ellas podría recordar casi toda mi historia. Por eso te las confío a ti. ¿Que no las entiendes? No pasa nada, quizá en otra charla pueda explicártelas...

Para acabar esta carta, te invito a que me hables de ti. Sabes como contactar conmigo. Comentarios, por ejemplo. O un correo. Incluso una carta-bomba a mi domicilo. Dime algo de ti. De como eres, de tus palabras-ovillo, o cualquier cosa. Simplemente por conocernos mejor. Después de todo... Esta carta es para ti. No estaría de más que contestaras.

Un saludo,

Filosente.

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