12 de marzo de 2010

Los componentes de la filosofía

Realmente son tres, pero es uno.

En mi entrada-recopilatorio del conocimiento traté, por encima, el tema de la razón, los sentidos y la imaginación como formas de saber, aunque lo hice muy por encima y me dejé en el tintero algunas cosas que quería mencionar.

Por eso, hoy, aprovechando que ya he pasado algunos exámenes, os quería hablar más en profundida de este tema, de las tres componentes de la filosofía.

Para empezar, voy a exponer lo que ya puse en su día en la entrada que cité antes.

Para mi, conocer implica usar tres mecanismos que tenemos por naturaleza: razón, sentidos, imaginación. Los sentidos me permiten obtener información de mi cuerpo y de lo que me rodea. La imaginación me permite crear elucubraciones, plantearme nuevas cosas, lograr que se me ocurran nuevas ideas. La razón me permite conocer de mi parte interna (entiendo por interna el alma/conciencia/Sporky interior/como lo quieras llamar) y, además, construir estructuras razonales a partir de datos de las dos anteriores.

Además, esos tres mecanismos se relacionan de forma doble: por un lado, cada uno necesita de los otros dos para tener sentido (las sensaciones sin procesarlas no sirven de nada, la razón sin material está vacía, la imaginación sin contrastación o como pura especulación sin motivo es inútil), pero, por otro, producen cosas que las otras necesitan (es decir, la razón, al crear nuevas estructuras racionales, nos abre nuevas formas de pensar y de percibir la realidad, que nos permitirán conocer cosas nuevas del mundo y llegar a teorías diferentes con la imaginación).

Esos dos puntos son la base de mi teoría. Ahora, sigamos el desarrollo.

La razón, los sentidos y la imaginación permiten conocer la realidad y, por ende, alcanzar conocimiento, alcanzar sabiduría.

Sin embargo, no todo el mundo aprovecha por igual estos mecanismos. Es decir, hay personas que tienden a usar más su imaginación (la gente a la que solemos llamar soñadora), hay quien usa más su razón (gente más razonable) y gente que se aplica lo del Santo Tomás: si no lo veo, no lo creo (realistas o escépticos).

A una persona que es amiga/ama/busca (dependiendo de lo literales que seamos al traducir) la filosofía le llamamos filósofo. Además, a lo largo de la historia hemos visto como se han enfrentado dos grandes corrientes: los racionalistas (superioridad de la razón) y los empiristas (superioridad de los sentidos).

A esas dos corrientes, yo le sumaría los oniristas ("onírico", relacionado con el mundo de los sueños, de lo irreal, de la imaginación) como una forma de conocer que se basa en el uso de la imaginación y de lo irreal para explicar lo real.

Sin embargo, el verdadero filósofo no es, a mi parecer, miembros de ninguna de las corrientes, o lo que es lo mismo, pertenece a todos. El verdadero filósofo será aquel que logre equilibrar esos tres elementos para que funcionen como el todo que son.

Y es que, realmente, la filosofía no es más que una forma de pensamiento humano que trata de comprender el todo compuesto por lo que existe y lo que no existe a través de los sentidos, la razón y la imaginación.

Y es que, realmente, filosofía es uno y tres: porque es a la vez filosofía, razón, sentidos e imaginación.

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