11 de septiembre de 2012

Corrido de fruta

Quizá hoy te pregunten
que que tal han ido las fiestas
que en tu pueblo se celebran
y a las que no sueles asistir
puesto que te da pereza
sortear las multitudes
que se abalanzan con fiereza
sobre casetas de feria
con ganas de sentir
las luces y colores
las variantes emociones
que en periodos festivos
se suelen transmitir.

Y quizá yo te responda
que me han ido genial
cada objetivo que propuse
lo he podido realizar...

He comido churros
a dos euros la decena
pues me dio dos de regalo
aquella simpática abuela.

Y una partida a aquel juego
de discos, mazos y aire
en el cual fui vapuleado
por jugadores tenaces.

Los vellos como escarpias
por una sonora canción
que mil almas reconocen
sin conocer la emocion
que en mi provoca
indescriptible sensacion.

Visita inesperada
bajo el brillante cielo nocturno
de fuegos de colores
y viejas conversaciones.

Y todos mis amigos.

Y un pequeño subidón
en aquel sillón
que giraba y daba vueltas
mientras me liaba a letras
componiendo monólogos.

Y una obra de teatro
vista la vencida ya,
sin que por ello pierda
un ápice de su esencia
y su capacidad de asombrar.

Quizá hoy te afirmen
tras escuchar tu relato
que faltan en tu historia
perreos y chupitazos,
atracciones de colores
y bailoteos desenfrenados,
mas te digo a ti amigo
que conoces bien mi estilo:
mas que fiesta soy de siesta
y de mis pequeñas aspiraciones
me llevo mil y una flores
prendidas en mis recuerdos
de pequeños momentos
que son hoy el sustento
de una media sonrisa
de enigmática Mona Lisa
que se atreve a desafiar
a que intentes preguntar
el por qué de mi dicha
en la madrugada de este día
cuando mañana me toca
otra vez tener que madrugar.

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