4 de julio de 2012

Torbellino

Atrapado entre corrientes difusas,
arrastrado en toda dirección y sentido,
mientras gritas con los ojos cerrados
y te revuelves en tu cárcel confundido.

Te preguntas el por qué.
"¿Que he hecho yo de malo?"
Y tu ira es el silencio,
pues nadie te responde.

Pues no hay respuesta a tu pregunta.

¿Ha sido algo que has hecho?
¿Ha sido algo que dejaste de hacer?
¿Ha sido un pecado de otra vida
que se viene a cobrar su precio?

No hay explicación. Lo siento.
A veces simplemente es así.
El justo derrotado en el suelo,
y el tirano, disfrutando sin fin.

Te ves menos tú por ello.
Y más despreciable.
Y más patético.
Y peor.

¿Pero sabes?
Caer no es perder,
si es para jugar de nuevo.

Y mejoras.
Y te levantas.
Y reclamas tu sitio.
Y la vida te abre paso otra vez.

Y, sin motivo, todo se vuelve fácil.
Caen de repente las máscaras.
Las tira tu fuego, tu ardiente fuego,
el fuego puro de tu mirada.

¿Ha sido por algo que has hecho?
¿Por un vaivén de la suerte?
¿Por un truco maestro?
¿Por impulso de la gente?

¡Sólo tú sabes la respuesta!

Pues tú venciste a la tempestad,
acabaste con el torbellino.
Con una mirada. Una sonrisa.
Una palabra. Pues era tu destino.

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