1 de julio de 2012

No soy un héroe

No soy un héroe. Me ha costado darme cuenta, y he hecho muchas estupideces por ello. Es irónico que me haya tenido que dar cuenta cuando los caballeros, los leprosos y los cortejos de damas estaban poblando todas las calles de mi entorno. Pero es así. Y lo vengo a decir hoy alto y claro.

NO SOY UN HÉROE

...aunque me veas caminar con pasos decididos y la vista recta e inamovible.
...aunque veas que quiero salvar a todas las doncellas y ayudar a todos los caballeros.
...aunque quiera deshacer todos los entuertos y remendar todos los malentendidos.
...aunque a veces actúe como tal.
...aunque tú, que crees conocerme, me veas como tal.

¡NO SOY UN HÉROE!

Es por eso que he decidido decirlo alto y claro, a mi y a todos. No soy un maldito héroe. No tengo la solución, la panacea, la argamasa, la herramienta, la sal ni ninguna metáfora de esas absurdas. Soy una persona, como otra cualquiera, que se preocupa por sus amigos. Una persona que se agobia, que falla, que malinterpreta, que se equivoca. ¡No un maldito héroe, joder!

Ni es mi casa gloriosa, ni tengo un don que pueda servir para salvar todas las vidas, ni un arma encantada, ni una frase de trovador para cada situación. Ni tan siquiera mi inflado ego puede cubrir eso. Porque no es así. Porque ni aunque a veces quiera ir de tal...

En el fondo se que la culpa es mía. ¿Cómo no te van a atropellar si te las das de guardia de tráfico, eh? ¿Cómo no te van a llover los espadazos si te pones tú entre ellos, queriendo pararlos con los dientes? Porque si fuera un verdadero héroe, lucharía mis justas, pelearía por mi princesa y viviría por mi vida. Y además aún habría un bardo con las narices suficientes como para cantar mis glorias, ¡cuando lo único que habría hecho sería mirar por MI!

Mírame a los ojos. 

No

soy

un 

héroe.

Y por HOY no hay más que hablar.

2 comentarios:

  1. ¡Enhorabuena!
    Hoy la Vida te ha dado no una, sino muchas lecciones que estoy seguro que sabrás aprovechar.
    La más importante de ellas, sin duda, es que... ¡HAY QUE SER HUMILDE! y medir siempre nuestras fuerzas para no sucumbir en la batalla.
    Sólo un último detalle: tendrás que aprender a controlar y canalizar positivamente toda esa ira que sientes y que podría cegarte y llevarte por caminos equivocados, o lo que es peor, hacerte perder el rumbo y el control de tu vida.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Y lo más importante de todo: recordar quién eres.
    ¿Crees que lo sabes? Nada está claro. Porque la vida siempre te deja la sensación de estar perdido, perdido también dentro de uno mismo.
    No tengo ninguna respuesta.
    Lo único que puedo decir es esto: Escúchame, la persona más grande y más pequeña...

    ResponderEliminar