Una terraza de un bar cualquiera de la localidad del mar chiquitín. Una mesa, dos cervezas. Una brisa fresca, pero no molesta. Y una comida en camino. La escena para una charla se muestra perfecta...
- ¿Sabes algo curioso...? En la hamburguesería aquella han creado un menú "para compartir".
+ ¿Y eso por qué es curioso?
- ¡Por que trae 11 unidades!
Ambas personas se ríen.
+ Si que es curioso, si...
- Es decir... ¡11 es un número primo! La única forma de compartirlo equitativamente es que se lo zampe uno o venga 11 personas a comer... Yo creo que a los de ese sitio les gusta crear disputa. Además disputa barata.
+ A ver, pelear por el último bocado... tiene su encanto, ¿no?
- Pero joba, si lo hubieran hecho de otra forma...
+ ¿Divisible por 2 y por 3? ¡Y por 4! Así cubres pares e impares...
- Eso es imposible.
+ ¿Imposible?
- ¡Claro! ¡Cuatro no divide a seis!
+ Vale, pues divisible por dos o por tres.
- Mmm... así cogemos el 1, el 2, el 3, el 4, el 6, el 8, el 9, el 10, el 12... ¡si, así podría valer!
+ Pero claro, el 5...
- Ni el 7 ni el 11, pero oye, ¡la culpa es de los clientes! Si van dos y les ponen 5 unidades, pues que inviten a un colega...
+ O se peleen por la última...
- También, jajajajaja.
+ Vaya manera de matar el tiempo hasta la hora de comer, ¿eh?
- Si, pero por ahí parece que viene ya la camarera...
Efectivamente, una mujer se acerca a la mesa y deposita en ella las croquetas que las dos figuras habían pedido. Con una sonrisa, desea buen provecho a los comensales, que miran al plato con hambre y un punto de voracidad...
De repente... las dos figuras estallan en carcajadas.
En el plato hay cinco croquetas.
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