11 de enero de 2010

Piensa en positivo

No es cosa buena desconectarse totalmente de la realidad, pero tampoco es prudente hacer caso a todo lo que percibimos con nuestros sentidos.

Con la lección de filosofía de hoy aún fresca, quería hablaros de un pensamiento filosófico que me ha resultado bastante particular: el positivismo.

¿A qué solemos llamar pensar en positivo? Normalmente, hablamos de una persona que busca el lado bueno de las cosas, que trata de afrontar la vida con un par de… una sonrisa en la cara.

Sin embargo, cuando en filosofía hablamos de positivismo hacemos referencia a una forma de pensar que se basa en dos principios:

- Atenerse a la experiencia: en contraste con las ideas de muchos filósofos, como Kant y Hegel (de este último espero hablar pronto), los positivistas creían que había que olvidarse de todas las ideas de “Dios”, “alma”, “espíritus elevados”, “majestad cerduna”… Los positivistas decían que era hora de dejar de ocuparse de cosas que no sabemos si existen, que había que empezar a tratar lo que nos rodea. Estudiar el mundo, vamos. Podríamos decir que harían buenas migas con los empiristas.

 - Usar métodos científicos: considerados aún hoy día por nuestra sociedad como los más fiables, los métodos científicos tratan de comprender el mundo hablando sólo de eso, de nuestro planeta, y no de cosas elevadas e inalcanzables. Justo lo que buscaban los +ivistas positivistas.

En pocas palabras, los positivistas abandonan el afán de buscar la causa última de las cosas, el por qué de todo.

Un positivista bastante conocido es Comte. No conozco mucho de su proyecto (dícese de la filosofía de una persona), pero hay una cosa que me llama bastante la atención. Veréis, Comte afirmó que descubrió una ley que explica el desarrollo de la forma de pensar a lo largo de la historia como algo que madura a lo largo del tiempo en tres etapas o estados. Explicándolo de forma rápida…:

- Estado teológico: es la niñez del pensamiento, en el que se trata de explicar la causa de las cosas. Las explicaciones que se proponen son la existencia de dioses que intervienen en el mundo a su antojo.

- Estado metafísico: es la adolescencia del pensamiento, en el que se sigue con la tendencia anterior, pero esta vez atribuyendo las causas a cosas abstractas, como el alma, la esencia, las ideas…

- Estado positivo: es la madurez del pensamiento. Se deja de buscar la causa última de las cosa ya que se considera inalcanzable y el pensamiento se centra en investigar el mundo.

La verdad es que, si pensamos un poco, tiene sentido lo que dijo este positivista y los estados se pueden diferenciar en la historia, pero yo estoy bastante en desacuerdo con esta filosofía. Para mí, Comte comete dos errores a la hora de formular su teoría:

- Habló de la historia como si no fuera posible que pudiera cambiar más. Es decir, Comte creía que el estado positivo era un estado permanente, pero eso es aventurarse a predecir algo que aún no ha pasado y, por mucho optimismo que se le eche, no se puede saber el futuro… ¿Qué nos dice que la gente no se vuelva a preocupar del alma, la existencia de uno o varios dioses o la esencia de la vida como antes?

- Descarta totalmente la idea de buscar las causas últimas, algo que, para mí, va inherente a la naturaleza humana. Un ejemplo: si estás en tu habitación y ves que entra una pelota rodando, ¿qué será lo primero que hagas, probablemente? Yo no sé vosotros, pero servidor probablemente levantaría la cabeza hacia la puerta para ver quien la lanzó dentro…

En definitiva: la filosofía de Comte está muy currada, pero solo el tiempo podrá decir si realmente estamos pasando una fase positiva permanente o triunfará al fin el negativismo de Sporky.

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