9 de octubre de 2011

Todos tenemos derecho a cometer errores. Pero tenemos el deber de levantarnos del suelo y ser capaces de seguir adelante.

¿Hasta qué punto el bienestar de los demás debe condicionar el mío? Entre ser yo feliz y que lo sea otra persona... ¿qué debo escoger?

¿Realmente puedo llevar sobre mis hombros ciertas cargas por tener un cuerpo grande y hablar con palabras sacadas de horas leyendo?

¿Hasta qué punto justificar tus actos en pos de Roma?

Pensamientos inconexos recorren mi mente. Todos me intentan llevar en su dirección. Me acercan. Me alejan. Me llenan de amor y odio, de miedo y de valentía, de resolución y de dudas.

Lo único que tengo claro es que tengo derecho a cometer errores. A llorar con la cara descubierta. A ser un poco egoísta...

L Lo siento, pero ahora me toca a mi.

Caen las máscaras.

¿Puedes contemplar directamente al rostro de la Verdad?

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