9 de noviembre de 2009

Mi rutina

Son las ocho y pico de la tarde, aunque fuera ya está oscuro. Medio "empijamado" acabo de estudiar el examen de LC (oséase, Lengua Castellana) de mañana y saco un ratillo para, como cada día, actualizar el blog.



Como siempre, hoy me he levantado a las ocho menos cuarto (bueno, siendo realistas, me ha despertado mi madre... que los despertadores y yo no nos entendemos). Me he vestido, he desayunado, me he aseado, me he calzado, he cogido la mochila y el paraguas, algo para picar a media mañana y he salido.

Ocho y media: empiezan las clases. Hoy lunes tuve Tecnología Industrial, TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación. Informática, vamos), Gallego, F&Q, Matemáticas y Filosofía.

La mañana se va entre estudiar y charlar con mis amig@s (especialmente me gusta hablar con Rafa, Claudia y con Saray ya que tengo bastantes cosas en común con ellos). He aguantado alguna bromilla por en medio, aunque nada grave desde mi pequeña actuación en clase.

Tras ir a hacer un recado a mi vieja escuela, comí y salí para mis clases de Gaita (sobre una horilla hablando y aprendiendo una canción nueva). Luego otra vez para casa, donde me esperaban mis libros para estudiar...

Y llegamos de nuevo al principio: yo escribiendo en mi blog. Ha sido un lunes normal...

Como siempre.

Mañana martes el esquema será similar, cambiando solo un par de cosas. Luego miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo. Y otro lunes.

Otro déjà vu.

Como le pasa al 90% de la gente normal, he caído en una rutina. Madrugar, clases, estudiar, ocio, para cama. Eso durante cinco días de la semana. Luego tengo otros dos que, aunque no son tan rutinarios, si que tiene unos ritos preestablecidos: ensayos de la banda al completo e ir a misa.

Sin embargo, al contrario que mucha de la gente que incluyo en el porcentaje de arriba, esta rutina no me desagrada en absoluto. Me permite llevar una vida pausada, con bastantes ratos de ocio que malgasto en este blog en los que puedo quedar con mis amigos (generalmente con Rafa los martes tras las clases de la tarde), echarme una viciadilla a alguna consola de las que tengo, leer, tocar la gaita o no hacer nada si nada me apetece.

Hacía tiempo que no me sentía tan contento y realizado como en este año. Tras pasar una etapa bastante dura (en otro momento en que me encuentre más melancólico os hablaré de ella), mi vida ha decidido darme un respiro. Y yo he decidido dejarme llevar.

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