18 de octubre de 2009

Imposible is nothing

¿Existen límites? Si: los que nos pone nuestro cuerpo, nuestro entorno, nuestra sociedad... Pero los únicos que no podemos superar son los que nos ponemos nosotros mismo...



¿Hay algo que sabes que no puedes hacer? Yo, por ejemplo, tengo claro que nunca podría ganar unas Olimpiadas. Sin embargo, hay deportistas que piensa que nunca podría llevar un blog, cosa que yo soy capaz de hacer sacando un 900% de beneficios trato de hacer.

El artículo de hoy trata de los límites. Consideramos límite a todo aquello que nos impide hacer algo. Así, lo que me limita a ganar las Olimpiadas, siguiendo con el ejemplo de arriba, es mi cuerpo, ya que no puede alcanzar este estado físico necesario para vencer en semejante prueba deportiva.

Ahora, veamos una serie de reacciones ante esta definición:

Persona que no piensa mucho/buscaba algo divertido para leer: *bostezo*
Persona normal: Dime algo que no sepa.
Filosente (día malo): Dime algo que no sepa.
Filosente (día bueno): Creo que falta algo...
Filósofo: Eso está muy bien, pero... ¿de dónde salen esos límites?.
Nota: dejamos a su elección el considerar a que grupo pertenece usted.

Si hoy te sientes filósofo, plantéate de dónde surgen realmente los límites.Probablemente respondas algo así cómo nuestro cuerpo, nuestro entorno, nuestra sociedad... si estás usando la parte de arriba de chuleta. Pero quiero dejar claro que los límites sólo existen en nosotros. Nosotros somos nuestros propios límites.

Mucha gente (me incluyo) usa excusas tipo yo no valgo para eso o es que mi cuerpo/cerebro no da para tanto a la hora de explicar por qué no hace algo. La pregunta es: ¿realmente nacemos con X capacidades?

Es obvio que todas las personas tenemos un potencial o capacidad de hacer ciertas cosas, pero hay algo de lo que no somos consicentes: al nacer tenemos un potencial infinito.

Cuando nacemos no hay nada decidido sobre lo que vamos a hacer. Podemos moldear nuestro cuerpo y nuestra mente a nuestro antojo. Sin embargo, esta capacidad puede ser mermada si dejamos que otras personas o circunstancias empiecen a influir en ella, es decir, nuestra educación y nuestra sociedad.

Mis queridos e inexistentes lectores, todos podemos hacer lo que queremos hacer si nos convencemos de ellos. Lo único que puede evitar que hagamos algo es que nos convezcamos o nos convezcan de que eso es imposible.

Nada es imposible (si creemos que la afirmación anterior es posible).

2 comentarios:

  1. Otra entrada chachi =D, aunque en realidad no estoy del todo de acuerdo con lo que dices.

    Primero refirámonos a nuestra forma de ser, que ya marca nuestros propios límites. Según estudios (no pienso comprobar la veracidad de los mismos ya que en clase de inglés se pueden decir cosas ciertas) un 50% de nuestra personalidad proviene de nuestros genes. ¿Qué quiere decir esto? Que si toda tu familia tiene mal carácter, es bastante probable que tú también.

    El segundo factor es externo: el ambiente, lo que nos rodea. Todo influye: la infancia -sobretodo-, la televisión, las demás personas, tus amigos, tu colegio, ¡hasta lo que comes! Y, sin darte cuenta, tu forma de ser te adapta a lo ajeno. Que por un lado esto te dota de una originalidad indiscutible, ya que hay mil formas de combinar estas características. Y por otro lado, te puede quitar toda la originalidad si tenemos en cuenta que eres vulnerable a lo externo.

    ¿Qué quiero decir con esto? Que realmente nuestra personalidad infantil influye muchísimo en nosotros. Algunos alcanzan lo llamado "madurez" (o algo parecido, denominado estupidez moral) en la adolescencia. Otros, más tarde. A partir de ahí sólo tú eres consciente de que puedes moldear tu cuerpo, tu subsconciente. ¿Y qué pasa en muchos casos? Algo simple. Que ya es tarde para hacerlo de un modo absoluto.

    ResponderEliminar
  2. Es un punto de vista, si... Pero, realmente, ¿cuántos padres no se han preguntado, con su recién nacido en brazos, que será de mayor?

    No hay nada escrito salvo que tu portes la pluma...

    ResponderEliminar