21 de septiembre de 2014

Desiderata vigésimo octava: cosas de la juventud

Abandonando con donaire las cosas de la juventud...

- Disculpe, perdón...

- Me parece un desaire
que me mires con respeto,
y te burles de mis años
tratándome de señor,
pues no sé que aparento
a tus ojos de menor,
pero es mi edad joven,
así como mi corazón,
y no hay tanta diferencia
entre tu y yo.

- Pero mi madre siempre
me inculcó educación:
con los mayores usa 
el usted sin excepción.

- ¿Mas que años tengo
a tus ojos de rapaz
para que con ese aplomo
no me quieras tutear?

- No sabría decirlo.
Supongo, los suficientes
como para que mi mente
le vea mayor.

- ¡No hay dolor!
Como vuelan los puñales
intentado demostrarme
que las canas me alcanzan
mientras tu las ves distantes.
¿Quieres acaso darme agobio
por sentirme ya viejales?

- Disculpe si le he ofendido,
mas, si puedo expresarme,
va siendo usted mayorcito,
¿no es hora de aceptarse?

Y aunque duela, a su tiempo,
acataré su sabio consejo...

Abandonando con donaire las cosas de la juventud...

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