A veces la oscuridad me invade...
Me siento perdido y a solas,
y ya no veo aquellas cosas
que eran madero entra las olas.
A veces me puede el cansancio...
Me pican los ojos de sueño,
de mi cuerpo no soy dueño,
me siento agotado y pequeño.
Y entonces no se a donde ir...
Busco letreros borrados
con los ojos entornados,
creyéndolos guías pasados.
¿Y que hago en ese momento?
Confío en que mi propio criterio
exponga bravío su magisterio
y resuelva todo este misterio.
Y funciona de repente.
Al final vuelvo a hallarme,
a mi mismo encontrarme
y al caminar encomendarme.
Pues lo es hasta más humilde convicción...
Ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos...
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