20 de septiembre de 2014

Desiderata vigésimo séptima: los años pasan

Acata dócilmente el consejo de los años...

Me empujan siempre dos agujas,
marcando su propio tiempo
por diferentes etapas de mi vida
que a cada instante van muriendo.

Y me empujan y retienen.
Van rápido cuando dije lento,
o su velocidad me mantiene
queriendo yo aumentar mi tempo.

Cambiaron el biberón por juguetes,
y estos por mil y un trabajos.
La ropa, toda, la empequeñecen.
Mi actitud, con ellas, madurando.

No me dejan mirar atrás. Ni adelante.
Solo me dejan ser este concreto algo.
Da igual lo que se siente. Avanzo.
¿Un niño en un traje atrapado?

Y ya que no puedo pararlas,
seré al menos consecuente
con la lisura de mi cara,
o sus arrugas cuando lleguen.

Imposible es escapar al paso,
así que mejor sonreír alegremente,
pues hay alegrías para el joven,
y otras diferentes para el anciano.

Pues cada segundo que pasa es perenne...

Acato dócilmente el consejo de los años...

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